martes, 7 de agosto de 2007

El lugar y las fuentes

Así contaba el padre Sigüenza el comienzo de las obras del monasterio en 1561:

Principio del mes de abril del mismo año, comenzaron a desmontar y quitar la jara de todo aquel contorno, donde había de señalarse y elegir la planta, que estaba grande y crecida, abrigo en invierno de los ganados de la pobre gente de aquella aldehuela, y donde el verano pasaban la siesta y tenían sus abrevaderos.
Había dos fuentes caudalosas, sin otras que jamás, por estéril que fuese el año, las vieron agotadas: la una, que está ahora junto al estanque y alberca de la fuente de la huerta, se llamaba la fuente de Blasco Sancho; la otra, más apartada hacia el Poniente, se llamaba Matalasfuentes; pusiéronle este nombre los pastores de la sierra porque los ganados bebían allí de mejor gana que en las otras, no por ser más delgada ni mejor agua, sino por tener alguna más sal; llámase ahora la fuente de la Reina.