domingo, 15 de marzo de 2015

Repoblación Forestal en San Lorenzo (1892-1914)

(Resumen del articulo publicado en la revista Apuntes de la Sierra, abril, 2015)


La localización de la Escuela Superior de Montes en San Lorenzo de El Escorial durante 45 años es un capítulo poco conocido de nuestra historia, sobre todo si se pone en la perspectiva de las repercusiones tan beneficiosas que de ella se derivaron para este pueblo.
Una de ellas, con mucho la más destacable, fue el proyecto de reforestación de nuestros montes, ingente tarea que ocupó durante 22 de esos 45 años a los profesores y alumnos de la Escuela y a las gentes “gurriatas” en la labor de profunda transformación de nuestro paisaje.
Porque el aspecto y la frondosidad de los montes escurialenses no fueron siempre como los que ahora disfrutamos. Así lo atestiguan algunas de las fotografías de finales de siglo XIX y también algún que otro cuadro de paisajistas de principios de siglo, mostrando una visión descarnada de las laderas de Abantos. 
Efectivamente, el primitivo bosque se había ido deteriorando paulatinamente por efecto del aprovechamiento para pastos, del excesivo carboneo, de la incesante tala para aprovechamiento maderero y de los crueles incendios.
Pues bien, aquel continuo proceso degradante de siglos se detuvo gracias al providencial asentamiento de la Escuela aquí, en el año 1869, concretamente en la calle de Floridablanca, en la primera Casa de Oficios. Y aquí permaneció hasta 1914, fecha de su traslado a Madrid.
Desde el mismo momento de su establecimiento aquí, ya estaba en el ánimo de los profesores de aquella institución la que sería una de sus misiones más inmediatas: la recuperación de la fronda que debieron tener en épocas anteriores las laderas del Barranco de la Cabeza y de Abantos.


La Escuela solicitó la cesión del monte da la Jurisdicción con el fin expreso de proceder a su repoblación. Posteriormente, a instancias de Alfonso XIII, se añadieron la dehesa de La Herrería y el monte del Romeral. 
En medio de las tensiones derivadas de la cesión de los terrenos, surgió la providencial figura de un profesor de la Escuela, don Miguel del Campo Bartolomé, (1862-1934), nacido en San Lorenzo y gran amante su pueblo, del que llegó a ser Alcalde. Desde el comienzo él fue uno de los primeros impulsores del proyecto.
El punto de arranque para la ambiciosa tarea de reforestación fue la publicación de un documento en 1892, redactado por el mencionado Miguel del Campo, que pronto se constituyó en la punta de lanza de un plan que contemplaba una exhaustiva plantación en los terrenos de la Jurisdicción y el Romeral. 
A pesar de que, al parecer, el roble melojo había sido la especie autóctona más extendida por estos predios, se eligieron inicialmente el pino rodeno y el pino silvestre, considerado este como más resistente. Para la ejecución de los trabajos, además del vivero propio de la Escuela situado en la Casita del Infante, se puso en marcha otro vivero en el lugar denominado Los Llanillos, situado al final del camino Blanco, a 1300 m de altitud, donde se levantó también una vivienda para el guarda y un almacén de utensilios, justamente próximos a un viejo olmo y a un fresco manantial. Posteriormente se añadió otro vivero en la vereda de los Gallegos, cerca del manantial del Trampalón.
  

                                                                   Inauguración oficial del proyecto

La inauguración oficial del plan tuvo lugar el 25 de abril de aquel año de 1892, efectuándose en presencia de las autoridades las primeras plantaciones de árboles en la fuente de la Teja que, después, se convertiría en un símbolo de la repoblación, recibiendo el nombre de Parque de Miguel del Campo, en agradecimiento a aquel escurialense que felizmente había promovido tan fecunda iniciativa. Allí se plantaron testimonialmente para ornato del lugar algunos chopos, tilos, arces, abetos, rebollos, robinias, pinos y castaños que todavía están en pie.
Luego, se fueron plantando mayoritariamente el pino pinaster, rodeno o negral. Pinus pinaster. L. y el pino silvestre, albar o de Valsaín Pinus sylvestris L, quedando el primero destinado a la franja de menor altitud, y el silvestre para las zonas más altas. Para esta repoblación se sirvieron alternativamente de siembras y plantaciones.
Según iban avanzando las plantaciones, se vio la necesidad de ir abriendo una red de caminos y veredas que facilitasen los transportes, unos horizontales y otros verticales en zig-zag, malla densa que aun hoy disfrutamos y que tiene como arteria principal el camino Blanco o segunda Horizontal.
La inexperiencia en este tipo de extensas repoblaciones, las plagas, los ensayos con diferentes tipos de semillas, la comprobación de la aclimatación de las especies y los desequilibrios climáticos de esta zona representaron un sinfín de contratiempos que se fueron superando gracias a la decidida voluntad de los profesores de la Escuela.
Finalmente la empresa concluyó en el año 1914, año que, por otra parte, resultó nefasto para el pueblo de San Lorenzo debido al inesperado y polémico traslado de la Escuela a Madrid. La sinfonía otra vez quedó incompleta pues faltaba la reforestación de las laderas de la Machota, del San Benito y de Risco Alto.